Hace poco conocimos la noticia de que Detroit ha sido la primera ciudad estadounidense en entrar oficialmente en suspensión de pagos. La que llegó a ser una de las principales ciudades y motor económico de EEUU ha caido en la más absoluta de las desgracias. La historia de esta ciudad es especialmente interesante ya que es un buen ejemplo de las miserias de la civilización occidental, que algunos de sus »logros» se han convertido para esta ciudad (y para otras muchas) en un clavo más en su ataúd.
Hace tiempo encontré un artículo a través de burbuja.info sumamente interesante, en el que analizaban con detalle las razones por las que se había llegado a tal degradación. Es un buen ejemplo de los males y los ‘vicios’ a los que se ha enfrentado o deberá enfrentarse alguna vez cualquier urbe occidental importante.

En su apogeo, justo a finales de la década de 1950, Detroit era la tercera ciudad más importante de Estados Unidos y uno de los centros industriales del país. Contaba con una inmensa y bulliciosa área metropolitana en donde se habían empezado a erigir rascacielos, suntuosos edificios de oficinas, hoteles y otras infraestructuras, que servían como centro neurálgico de los numerosos negocios que se multiplicaban por toda la ciudad. También alojaban la administración y los servicios públicos necesarios para atender las necesidades de tan numerosa población.
La principal industria de la ciudad era la del automovil, de la cual tomaba su mote; “Motor City” o “Motown” en su versión abreviada. En 1903 Henry Ford había fundado la “Ford Motor Company”, extendiendo por todo el país su sistema de producción en cadenas de montaje, que permitieron el advenimiento de la producción en masa.
La metodología fue copiada por otros fabricantes de automóviles que se habían establecido en Detroit, entre los más famosos; Dodge, Packard, Chrysler o William C. Durant, propietario de Buick y cofundador de la todopoderosa General Motors en 1908.
Para finales de los años 50 del siglo XX las fábricas de automóviles eran inmensas. Detroit no solo pasaba a ser uno de los principales abastecedores de vehículos de Estados Unidos sino que se había convertido en la capital mundial del motor, con numerosos parkings atestados de coches recién salidos de fábrica esperando a ser enviados.

Detroit no solo contaba con el sector del automóvil y toda la industria subsidiaria generada a su alrededor, sino que tenía un gran puerto con astilleros y era un centro cultural con mucho peso dentro de la industria del entretenimiento. Uno de los sellos discográficos más importantes que han existido tomaba al igual que la ciudad el nombre de “Motown” y desde él, su fundador Berry Gordy, Jr, impulsó toda la avalancha de “girls groups” y música soul de los años 60, con artistas como Stevie Wonder, Marvin Gaye, The Supremes, The Four Tops, The Jackson 5, The Temptations, The Contours o Martha and the Vandellas.
El declive, ¿por qué se marcha la gente de Detroit?
La boyante industria había atraído a miles de inmigrantes tanto del sur de los Estados Unidos y de Europa pero no estaba exenta de problemas. En la década de 1940 surgen los primeros conflictos sindicales, dirigidos por líderes como el conocido Jimmy Hoffa, al que la mafia que operaba en Detroit, los Giacolone, haría desaparecer en 1975. En 1943 estalla el primer brote de tensión racial, que se extiende por toda la ciudad, causando 34 muertos y 433 heridos, solo sofocado cuando el presidente Roosevelt envía tropas federales para restaurar el orden.
El primer hecho notable que marca un punto de inflexión es que durante la década de 1950 muchas familias se marchan del centro de la ciudad. La mayor parte se va a vivir al extrarradio, creándose amplios suburbios con pequeñas casitas de ensueño de dos pisos, algunas con jardín y garaje al estilo americano, otros meramente adosados o apartamentos de dos o tres plantas. Recordemos que por aquella época, el auténtico ciudadano americano que representaba el éxito era aquel con coche, casa y familia en el extrarradio. Un modelo que servía además para colocar en el mercado los frutos de la industria automovilística, además de vivienda y otros productos de consumo, asi que os podéis imaginar quienes vendían esta forma de vida como el »modelo a seguir»
Para impulsar este modelo, los gobernadores de Detroit tuvieron la idea de aumentar los impuestos de la zona metropolitana, lo cual forzaba no sólo a las familias a trasladarse al extrarradio, también a muchos talleres y fabricantes de automóviles trasladaban sus instalaciones.
El hecho de irse, era llamado coloquialmente como el “white flight” o “vuelo blanco” porque las que se marchaban eran principalmente familias blancas con posibles, mientras que la población de color quedaba confinada al este de la ciudad en una zona que irónicamente denominaban “Paradise Valley” o “valle paraíso”. Estos hechos contribuirían todavía más a acentuar las diferencias y los resentimientos entre las dos poblaciones, dando lugar a los primeros ghetos.
Además los dos grandes núcleos se aislaban cuando a finales de los 50 se construye la autopista Interestatal 75, dividiendo físicamente la urbe en zona este y zona oeste. Anteriormente otra autopista, la M-102, iniciada en los años 30 a partir de una antigua pista de tierra, había dividido físicamente la zona norte y la zona sur, donde quedaba el centro o “downtown”. La 102 recibía el mote de “8 mile” ó “8 millas” (efectivamente, de aquí la famosa película) por su longitud. En lenguaje coloquial, cuando se está en el centro de Detroit, se dice que se está “dentro de las 8 millas”.
En 1967 se desata otro estallido racial después de que la policia intentase desalojar una fiesta ilegal llamada “Blind Pig” a la que asistían 80 individuos un sábado por la noche. El vecindario se enfrenta a las fuerzas del orden, primero destrozan mobiliario urbano, luego escaparates, después arden edificios, se producen saqueos y los disturbios se prolongan durante 5 días hasta que de nuevo, la guardia nacional toma la ciudad, saldándose el incidente con 43 muertos, 1.189 heridos, 7.000 arrestos;
Estos sucesos aceleran el éxodo a las zonas más seguras de los suburbios, fuera de las “8 millas” y ya desde 1967, comienza a ser relevante el abandono de edificios, propiedades, tiendas y negocios en el centro. En este enlace podéis encontrar una extensa galería de imágenes que ponen de manifiesto el abandono post-apocalíptico en el que ha quedado una de las ciudades más importantes del siglo XX
Los conflictos raciales fueron uno de los motivos que provocaron el declive de la ciudad. Pero el factor más decisivo llegaría desde la década de 1970, las grandes compañías del motor empiezan a deslocalizar masivamente su producción en países asiáticos, condenando definitivamente a la ciudad. Los iluminados de la época pensaron: «Si produzco en Asia, ganaré lo mismo y me costará producir menos, con lo que mi beneficio será aún mayor que el de ahora»
El plan maestro era aprovechar la mano de obra barata en los entonces países emergentes como el Japón de los 70 y seguir vendiendo coches en Estados Unidos, multiplicando así sus beneficios. Esta política funciona a corto plazo pero a largo plazo no es viable, ya que dispara las tasas de desempleo locales generando un paro galopante, que en el año 2010 alcanzaba el 20,5%, otro nuevo jinete del apocalipsis que sumar a todo lo anterior; el alto nivel de paro crea bolsas de pobreza y brotes de delincuencia.
El abandono de Detroit, se prolonga durante los años 80 y 90 para continuar durante todo lo que llevamos de siglo XXI, provocando la huida de más de un millón de personas. En los últimos tiempos, al llamado “vuelo blanco”, antes calificado de racista, le está siguiendo una especie de “vuelo negro” porque ahora son las familias de color las que huyen del centro hacía los suburbios o hacía otras ciudades. En 2012, su población es de unas 700.000 personas, frente a las 1.849.568 contabilizadas en la década de los 50.
En los años 90, en un desesperado intento de hacer rebotar a la rata muerta, se empezaron a levantar casinos en el centro, los primeros fueron el MGM Grand Detroit, el MotorCity Casino, y el Greektown Casino, convirtiendo a Detroit en la quinta ciudad con más juego de Estados Unidos. Se pensó que el incremento en la recaudación de impuestos que suponen las apuestas revitalizarían la ciudad, pero tampoco tuvieron en cuenta que un modelo productivo basado en el consumo y el ocio en una ciudad con tan alto nivel de desempleo, está condenado al fracaso ( ¿alguien ha dicho Eurovegas?). A día de hoy, podemos contemplar cómo el plan de los casinos no sirvió para mucho.
Y por si todo esto fuera poco, hay que añadirle un último clavo en el ataúd, la corrupción política, acentuada en los últimos años y percibida por los ciudadanos como una “cultura asentada” que amedrenta a futuros inversores. En agosto del 2008 el alcalde de la ciudad, Kwame Kilpatrick, ingresaba en prisión con 24 cargos, entre ellos chantaje, extorsión, soborno y fraude, por la que le esperan condenas de entre 20 y 30 años. Igualmente, unos 30 miembros de su gabinete están acusados con cargos federales. Con un panorama como ese, pocos se atrevieron a confiar en la recuperación de la ciudad.

Todos estos factores han desembocado en el triste e inevitable hecho que pone de relieve una inquietante realidad: las ciudades ya no son la garantía de éxito y prosperidad que suponían. En cuestión de décadas, la desindustrialización y la conflictividad sin resolver supusieron la puntilla de un modelo envidiable. Detroit debería ser un toque de atención para todos, de la decadencia de un modelo de ciudad y desarrollo que toca a su fin. La forma de la vida de las grandes ciudades no se podrá mantener mientras se sigan repitiendo los errores vistos en esta ciudad.
La situación actual de Detroit, que deja una deuda de entre 18.000 y 20.000 millones de dólares, va a ser de absoluta devastación, cuando empieze a notarse la falta de dinero para pagar cosas tan básicas como la luz o el suministro de agua municipal. Vigilen sus ciudades, la detroitificación puede llamar a su puerta cualquier día de estos…
Fuentes:
Burbuja.info – Detroit después del hundimiento
Burbuja.info- Ejemplo de la agonía de la civilización.


Mmmmm todo esto me resulta familiar… Muy bueno, comparto.
Impresionante el resumen de la caída de la ciudad. Lo comparto porque me parece muy bueno. Un saludo.
No dices nada sobre el nivel insoportable de impuestos fruto de las decisiones políticas populistas y socializantes que ha llevado a la insoportable deuda de casi 20.000 millones de dólares.
Cometes también un típico error de concepto cuando supones que hay «un modelo» de desarrollo para una ciudad y que alguien (los políticos, quien sea) puede descubrirlo y aplicarlo. Nadie conoce el modelo económico óptimo para una región. Eso es algo que emerge si dejas a las fuerzas del mercado y de la sociedad –con la mínima interferencia política–; no es algo que ningún sabio burócrata pueda determinar en un despacho.
En una economía dinámica como la americana, las industrias nacen, crecen y desaparecen con bastante facilidad. Es la fuerza del mercado y de la economía americana. La deslocalización no es más que la localización en regiones con mejores condiciones para una actividad dada. Es algo bueno en general, aunque no guste a los afectados en particular. Como en su momento no gustó la aparación del coche a los productores de carretas.
Sin embargo, el dejar la actividad económica y la supervivencia y muerte de las empresas a las fuerzas del mercado no ha ocurrido con la industria de Detroit, que desde los años 70 ha recibido ayudas públicas de todo tipo. La última con Obama; la primera, con el rescate de la Chrisler de Lee Iacocca en 1979. Ya vemos los resultados.
Quitando estos comentarios y críticas, un artículo muy trabajado y bien escrito. Enhorabuena.
Ivan:
Gracias por compartirlo, me alegro de que te haya gustado!
Homo Minimus:
Si que hago, aunque algo breve, una mención al tema impositivo, que acentuó el desplazamiento forzoso de las familias y las propias empresas, dejando el downtown cada vez más despoblado y precario.
»Para impulsar este modelo, los gobernadores de Detroit tuvieron la idea de aumentar los impuestos de la zona metropolitana, lo cual forzaba no sólo a las familias a trasladarse al extrarradio, también a muchos talleres y fabricantes de automóviles trasladaban sus instalaciones.»
Y sobre la deslocalización, cada uno puede tener su opinión sobre si le parece bien o mal, aunque me parecía importante mencionar que , guste o no, fue un factor bastante importante en la desindustrialización de Detroit, asi como de muchas otras ciudades. La pérdida de industria en los paises desarrollados a nivel global me parece un tema alarmante, sobre todo por el hecho de que repatriarlas supondría igualar en condiciones a aquellos paises que están recibiendo esas deslocalizaciones. No es lo mismo sustituir una industria de carretas por una de coches, que desaparezcan las dos del país para no volver jamás.
Estoy muy de acuerdo en que cuando se deja a una sociedad funcionar sin interferencias y sin planificaciones las sociedades prosperan muchisimo más, de hecho en España creo que veríamos un crecimiento espectacular si no pusieran tantisimas trabas a los autónomos y las pymes. Pero por razones evidentes, hay ciertos empresones, casualmente todos pertenecientes al IBEX 35, que de forma »misteriosa» consiguen un trato de favor a nivel legislativo que les favorece increiblemente y les permite formar auténticos oligopolios.
Deduzco por tus comentarios que eres de la esfera ‘libertarian’ Ron Paulista, y aunque no se me vea en esta entrada, te aseguro que comparto muchas de sus ideas. Si te interesa, echale un vistazo a la categoría ‘Economia’ y sabrás de que hablo.
Gracias por tu comentario, un saludo.