En un experimento realizado entre una tribu africana, los Himba de Namibia, y un grupo de occidentales; se les mostraba un círculo de cuadrados de colores. En el primero, se veía un círculo de tonos de verde prácticamente iguales, donde sólo un cuadrado, de tono verde pistacho, se distinguía de los otros de color verde oscuro. La tribu tardaba menos de 2 segundos en distinguir el verde discordante de los demás cuando se les preguntaba »¿cual de estos cuadrados tiene un color diferente al resto?». A los occidentales les llevaba unos cuantos segundos o incluso minutos distinguirlo.
En el segundo experimento, se les enseñaba un círculo de cuadrados verdes con un cuadrado azul entre ellos. Aquí los occidentales en cuestión de segundos lo señalaban, mientras que a la tribu de Namibia ni siquiera veían que había un cuadrado distinto al resto.

Ninguno de los dos grupos tenía problemas de visión de ningún tipo ¿cómo era posible que se dieran estos resultados tan dispares? La respuesta era mucho más sencilla: la tribu Himba tenía una forma totalmente distinta de describir los colores. Para la tribu africana, los colores son algo relacionado a los tonos, es decir oscuro, claro, fosforito…asi que para ellos un verde, azul o rojo oscuro es exactamente el mismo color, mientras que para los occidentales…creo que me ahorro la explicación de las categorías de los colores para los occidentales, que creo que todos los aquí presentes tenemos aprobado el título de Pre-escolar
Es increiblemente desconcertante darse cuenta de que la educación puede modificar tus sentidos. Nuestra percepción de la realidad cambia absoluta y totalmente en función del entorno donde nos hemos criado, y lo que para unos es evidente para otros puede no serlo, o directamente no existir. A veces incluso no hay posibilidad de acuerdo, pues aunque la realidad es la misma para las dos personas, esta es procesada e interpretada de manera totalmente distinta. Y esto es posible gracias a lo que he acuñado como el ADN cultural

¿Qué recontracarámbanos es el ADN cultural?
Nuestro cerebro es un disco duro virgen e inmaculado al llegar a este mundo, y a medida que madura, muchas de las carpetas que le vienen instaladas no sabemos ni quién ni cuando las puso allí. Y esos archivos ocultos nos pueden condicionar muchísimo, y lo que es más frustrante, de manera inconsciente. Uno de esos archivos más determinantes es esto del ADN cultural. El caso más estudiado y del que se tienen más ejemplos es el choque cultural entre los asiáticos y los occidentales (pongamos norteamericanos y europeos en este mismo saco)

El caso de los colores es bastante obvio que el ‘culpable’ es el sistema educativo de cada país, pero por ejemplo si nos vamos a otros ejemplos, se muestra aún más claramente la distinta expresión del ADN cultural. En otro experimento , se les enseñaba a un grupo de asiáticos y de occidentales una misma escena submarina, y se les pedía que hicieran una descrpición de la misma tras observarla unos minutos. Los occidentales daban descripciones del tipo »vi una trucha por ahí» o »había una roca enorme en primer plano», mientras que los asiáticos hacían descripciones más generales, “vi una corriente marina, el agua era verde y había rocas en el fondo»…Los occidentales focalizaban y señalaban objetos particulares. En las descripciones de los asiáticos el conjunto y el contexto era lo importante.
Esta forma tan distinta de observar la realidad no se queda sólo en el plano visual. También para entender a otros seres humanos, el ADN cultural de cada colectivo salía a relucir. En un experimento parecido (veeenga, otro más, que pesados los científicos estos, que antes de afirmar algo tienen que demostrarlo ¡cansinos!) , pero en vez de describir escenas, tenían que adivinar cómo se sentía la persona que estaba en el primer plano de la imagen. Mientras que los occidentales hacían sus análisis basándose en la persona señalada, los asiáticos dedicaban un buen rato a observar las expresiones de las personas que rodeaban el sujeto a analizar. Necesitaban estudiar el entorno, indivisible del individuo en la cultura asiática, y tenían que entender el sentimiento colectivo para averiguar el individual.

El origen del ADN cultural
Estas marcadas diferencias en cuanto a concepción de la realidad son fruto de siglos rodeados de un entorno que orienta y condiciona a percibir el mundo de una manera. Ya desde que son bebés, se ha comprobado que por ejemplo las madres norteamericanas se dirigen a sus hijos poniendo su atención esencialmente en los objetos (“mira el coche rojo”), mientras que las madres japonesas se centran, además de en el objeto, en las relaciones con el entorno del mismo (“Te doy el coche rojo. ¿Has visto que ruido hace cuando cae al suelo?”). También se demostró que las madres estadounidenses solían usar en sus expresiones más nombres (de objetos) cuando hablaban con sus hijos, mientras que las chinas, más verbos (evidentemente referentes a la relación del objeto con su contexto).

Desde bien pequeños en Occidente se nos enseña a describir los objetos y la realidad en su misma esencia, señalando lo que son por si mismos, mientras que a los niños asiáticos aprenden a percibir las cosas en función de cómo se relacionan con el entorno: lo que les rodea, para qué sirve, a quiénes…
Si nos ponemos a investigar a autores y referencias culturales de Asia y Europa, vemos cómo esta forma tan distinta de concebir la realidad cala entre las generaciones, y en las obras e ideas que se divulgan a ambos lados del mundo vemos como estas visiones se refuerzan y retroalimentan.
Si le echamos un vistazo al confucionismo, que ha tenido gran influencia en China, Japón o Vietnam,su eje central es la armonía con el cosmos y el entorno, y el ser humano completo y realizado se le considera un ser social que ocupa un puesto y desempeña una función, no como un ser aislado. En otras religiones orientales como el budismo también se comparte esta visión.

En palabras de Takahiko Masuda, el profesor de universidad detrás de muchos de los experimentos que aquí menciono “para los norteamericanos, la acción auténtica es la que está motivada, elegida libremente y que es el resultado de las intenciones y de los objetivos de cada uno. En cambio, en las culturas asiáticas, comportarse de forma apropiada significa ajustarse a las expectativas de otra gente, y esto es más importante que conseguir logros personales. La realización de los propios objetivos se ve como algo infantil y egoísta. En países como Japón, un acto maduro consiste en cumplir con el papel que los demás te han asignado, asumir la perspectiva de los demás y promover la armonía social”.


Estos japos, son tan kawaii y a la par más raros que un perro verde. Ya está tenia que decirlo! XDD
Y la verdad es que nunca me había parado a pensarlo, supongo que también aquí es aplicable lo de que los inuis son apaches de distinguir cerca de 30 tonalidades de blanco, en ese sentido creo que mi educación en Bellas artes me hizo ser más sensible al color, tonalidades y saturación. Lo veo como un improvement, aunque un lastre cuando intentas explicarle la diferencia a alguien entre el aguamarina y el turquesa, que frustración!! ^.^ (no, no son lo mismo, joder!).
Y tú? cuál dirías que son lastres en nuestra sociedad? eh? Tanto preguntar, tanto preguntar! jajajaja
Chu!!
Muy interesante! La verdad es que nunca me lo había preguntado, así que está muy bien tomar perspectiva en estas diferencias para darnos cuenta de estas diferencias e intentar adaptar a nuestro «ADN cultural» aquello que nos pueda ser útil (tanto como individuo, como parte de una sociedad xD ) en el día a día, e intentar reducir las que no; en definitiva, hacernos más conscientes de nuestro condicionamiento cultural.
Hola estoy en clases y se acuña el termino de adn cultural